La Segunda, 13 de septiembre 2021, Innovar y articular para enfrentar la sequía

A estas alturas nadie puede sentirse a salvo de la sequía que estamos viviendo. Múltiples informes internacionales y locales dan cuenta de la gravedad de la situación, no sólo en Chile sino también en el resto del mundo.

La complejidad del problema es tal que es imposible que un solo sector pueda hacerse cargo y enfrentar la situación. Es evidente la necesidad de articular los esfuerzos del sector público, los privados, las organizaciones sociales y las comunidades por cierto.

Si bien los recientes anuncios del gobierno relacionados con el decreto de emergencia agrícola en la Región Metropolitana, lo que se suma a la emergencia hídrica agrícola en la que se encuentran más de 110 comunas del país, además del Fondo de Emergencia para la Sequía, que considera cien mil millones de pesos adicionales, son una buena noticia que viene a reforzar la relevancia del problema y a enfocar recursos, es claro que las condiciones de vida cambiaron. Los efectos del cambio climático ya no son un pronóstico del futuro sino una realidad que estamos viviendo hoy, por lo que ningún actor de la sociedad puede eludir la incorporación de medidas para enfrentar esta nueva forma de vivir.

Las organizaciones sociales, capaces de moverse con rapidez y con alto involucramiento de las comunidades, son un actor relevante en esta materia y, sin duda, podemos hacer mucho en la creación de evidencia, casos de éxito y referencia para las políticas públicas que, no pueden seguir desarrollándose de la misma forma.

Un millón de chilenos y chilenas no tienen acceso hoy a agua potable segura, y sabemos que el cambio climático ha generado un déficit pluviométrico que será permanente. ¿Por qué entonces no revisamos casos exitosos de uso de tecnología disponible que han permitido abastecer de agua de calidad a las personas? La innovación está disponible y los recursos también. Se necesita voluntad y audacia para implementarla en forma urgente y mejorar las condiciones de las personas que están viviendo día a día en este difícil contexto. Agua del aire, desalación a menor escala, captación de agua lluvia, son sólo algunos ejemplos que le están cambiado la vida a comunidades carentes. Solo falta articulación y foco en las personas.

– Antonia Rivera, Fundación Amulén